En el marco del Proyecto EELA en Bolivia, el diario digital Página Siete conversó con Martin Dietschi, jefe del Proyecto en dicho país, para conocer más de cerca cómo se viene motivando la participación de los ladrilleros de la zona en este Programa. A continuación reproducimos el reportaje publicado el 21 de junio del presente año.
Omar Henrry Siles es un productor de ladrillo que redujo sus costos de producción en 8.000 bolivianos mensuales y, al mismo tiempo, disminuyó la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. Estos resultados se deben a medidas concretas como la construcción de hornos más eficientes y la incorporación de ventiladores.
Siles recibe asesoría técnica del proyecto Eficiencia Energética en Ladrilleras y Yeseras Artesanales (Eela), financiado por la Cooperación Suiza (Cosude) y ejecutado por Swisscontact, que monitorea la calidad del aire en varios países desde hace al menos una década.
Swisscontact determinó que el parque automotor es el principal generador de gases de efecto invernadero (GEI), pero también que el sector de las ladrilleras es otro “importante” emisor. “Nos dimos cuenta que las ladrilleras son una gran fuente de emisiones”, explicó el jefe de proyecto Eela, Martin Dietschi.
En 2010, con el objetivo de reducir las emisiones e incrementar las ganancias de los ladrilleros, comenzó el proyecto Eela en Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, México, Brasil y Argentina. El proyecto tiene dos fases. En la primera (2010 – 2013) se verificó el funcionamiento de tecnologías para reducir las emisiones de GEI. Y en la segunda (2013 – 2016) se procede con la masificación de las tecnologías exitosas entre productores de ladrillo y de yeso.
En la primera fase se probaron diferentes tipos de hornos y se evaluó la instalación de un ventilador. Uno de los productores con los que se trabajó fue Henrry Siles, de Cerámica Siles, ubicada desde hace 20 años en la zona de Inca Llojeta de La Paz.
La producción era de tipo artesanal. “No teníamos gas y se contaminaba mucho con aserrín”, recordó Siles. “Se trabajaba en ambientes muy sucios, llenos de polvo, aceite sucio y leña”, añadió. Su capacidad era de 70.000 ladrillos mensuales.
Hace cuatro años, asesorado por Swisscontact, Siles construyó dos hornos semiindustriales que funcionan con gas natural. Así, su capacidad subió a 140.000 ladrillos por mes.
El costo del gas natural necesario para quemar esa cantidad era de 20.000 bolivianos. Pero con un ventilador el monto bajó a 12.000 bolivianos. La calidad de los ladrillos también mejoró, pues ahora el quemado es uniforme.
El incentivo económico es importante para los productores artesanales. Si se les explica que pueden contribuir al medioambiente y al mismo tiempo ahorrar, los ladrilleros se interesan más, aseguró Dietschi.
Junto a Swisscontact, en Cerámica Siles calcularon los tiempos y temperaturas óptimos del quemado; además se estimaron los costos de producción. Para estas labores el proyecto Eela cuenta con ingenieros consultores o “quemadores” que asesoran a los productores. También se trabaja con tesistas de diferentes especialidades.
Siles desconocía que con la introducción de un ventilador se reduce el consumo de combustible en un 30 a 40%. Ahora también sabe que la temperatura del quemado es de 920 grados centígrados. Este proceso tarda cuatro días y cuatro noches.
El día de la visita de Miradas, uno de los hornos era llenado con los ladrillos semihúmedos. Y el otro estaba en pleno proceso de quemado. La inyección de aire y gas se hace desde el techo del horno.
En el ingreso a la parte superior hay una chimenea por la que sale el vapor de agua. El ambiente en ese lugar es húmedo y caliente. El flujo desde el horno es facilitado por un aspirador instalado en la chimenea. Si éste no se usa, el ladrillo puede reventar.
Al otro extremo del lugar en el que está la chimenea está instalado el ventilador que fue construido por Siles, quien tiene experiencia como soldador. La máquina es parecida a una araña, pues tiene cinco pares de inyectores de aire, además de uno auxiliar.
También se ven las mangueras que inyectan gas al horno. El quemado se hace en cuatro etapas, para cada una de ellas el ventilador se recorre entre dos y tres metros. La primera quemada dura 36 horas, la segunda, 30 horas, y la tercera y cuarta, 25 y 20, respectivamente. La introducción del ventilador, cuyo precio es alrededor de 1.500 dólares, fue todo un éxito en Cerámica Siles.
Mejora continua
El proceso de armado del ladrillo se hace en un molino, una amasadora y una extrusora construidos por Siles hace tres años. Los ladrillos salen de la extrusora casi húmedos, por lo que es necesario secarlos al aire libre. El secado se realiza a razón de 35.000 por semana. Cuando la humedad baja a 70%, recién pueden ser cocidos en el horno.
El secado de los ladrillos es la operación más lenta -cuello de botella- del proceso productivo. Para remediar aquello, Siles invirtió en maquinaria que será instalada en septiembre. Con ella, su capacidad actual de 8.000 ladrillos diarios subirá a 25.000 y podrá hacer otras variedades de ladrillo, como el denominado King Kong (de 18 huecos).
En la primera fase del proyecto Eela, también se implementaron líneas de producción para que quienes hacían sólo ladrillo sólido incursionen en la producción de más variedades, como el ladrillo de seis huecos, explicó Dietschi.
Una parte de la inversión que Siles realizó fue financiada con un crédito ecológico de una entidad bancaria. El trámite fue facilitado por Swisscontact, pues el proyecto Eela contempla un trabajo conjunto con financieras para ofrecer a los productores paquetes adecuados a su sector.
En agosto, Siles será capacitado en mantenimiento industrial en Brasil por la compañía Bonfanti, de la cual adquirió la maquinaria.
No será la primera vez que visite ese país, pues antes formó parte de un grupo que asistió a la Feria de la Asociación de Fabricantes de Maquinaria Industrial. Aquel fue uno de los viajes de intercambio de conocimientos que forman parte del proyecto Eela, que organizó experiencias similares, por ejemplo, en Perú.
El intercambio de conocimientos también se hace a nivel local. Swisscontact regularmente organiza visitas de productores artesanales del interior a Cerámica Siles. De esta forma conocen a Siles quien luego les puede asesorar e incluso vender maquinaria.
Así se facilita un contacto entre los ladrilleros y los productores de maquinaria. Miradas visitó, por ejemplo, el taller de Alejandro Pachaguaya en la zona de Sopocachi, donde se fabrica maquinaria e implementos para el rubro ladrillero. Un día antes de la visita, este productor había enviado t
res ventiladores a Beni.
Las actividades del proyecto Eela se pueden conocer mediante una revista periódica llamada El hornero, que incluye noticias, tecnología, entrevistas, páginas amarillas y biografías de los productores. Asimismo, se puede ingresar al portal
redladrilleras.net para conocer más acerca de la iniciativa.
Según datos proporcionados por Swisscontact, en Bolivia existen alrededor de 2.820 ladrilleras. La meta del proyecto Eela en su segunda fase (2013 – 2016) es masificar el uso de las tecnologías ensayadas en la primera etapa en al menos 580 unidades productivas de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Santa Cruz, Beni, Oruro y Tarija.
De esa manera se pretende reducir la emisión de 83.000 toneladas anuales de GEI e incrementar en un 20% los ingresos de los ladrilleros. También se quiere llegar a 150 productores de yeso, que desarrollan procesos productivos similares.
Una dificultad para la masificación es el ordenamiento territorial, pues si un ladrillero no tiene la garantía de que su municipio no lo reubicará, no se animará a invertir. Dietschi explicó que para avanzar en este tema trabajan con entidades como el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el Viceministerio de la Micro y Pequeña Empresa, la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra; además de municipios y gobernaciones.
Se requiere un marco legal no sólo para regular el ordenamiento territorial, sino también los límites de emisiones, uso de combustibles, extracción de arcilla, procedencia de la leña, uso de gas domiciliario y otros factores. En Sacaba y Sipe Sipe, de Cochabamba, por ejemplo, los productores están en los poblados y el polvo y ruido afecta a los vecinos, explicó Dietschi.
Por ello, el entorno legal también debe mejorar. Esto contribuirá a la masificación de la tecnología entre los pequeños productores y se lograrán las metas del proyecto Eela, que son “reducir las emisiones e incrementar los ingresos de los productores artesanales”, concluyó.
Fuente: Web Diario Digital Página Siete, La Paz, Bolivia
Enlaces de interés:
Web Red Ladrilleras
Proyecto EELA, ficha de proyecto, Agencia, Embajada de Suiza / Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE