Un total de 90 de las 120 industrias de cerámica de la reión de Seridó – entre los estados de Rio Grande do Norte y Paraíba – fueron evaluadas por el Instituto Nacional de Tecnología (INT / MCTI), a través del Proyecto de Eficiencia Energética para mitigar el Cambio Climático (EELA). Promovido Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y la Swisscontact organización no gubernamental, el trabajo se lleva a cabo de forma paralela en seis países: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México y Perú.
El objetivo es animar al uso de medidas para optimizar el uso de energía en estas empresas, así como reducir las emisiones de carbono y reducir el impacto ambiental de la actividad, el desarrollo de un modelo a ser replicado por otros productores de núcleos de cerámica en América Latina. En Brasil, coordinado por el INT, la iniciativa se ha asociado con el Servicio de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae), Sebrae / RN, Sebrae / PB, el Centro de Producción Industrial Sostenible (CEPIS), el Servicio Forestal(SFB / MMA) y la Asociación Nacional de la Industria Cerámica (Anice).
En la región de Seridó, se hicieron comparaciones entre los dos tipos de hornos utilizados tradicionalmente. El estudio también analizó la manera de ordenar las piezas para elevar la calidad de la cerámica. Y otro aspecto señalado el uso de soluciones de la combustión de aire forzado y de recuperación de calor, las medidas que promuevan el ahorro de energía.
“Los hornos están abiertos y se dispersan enormes cantidades de calor y gases contaminantes, mientras que la otra opción en forma de cúpula logra un mejor uso de la energía, incluida la reutilización de la cerámica de secado”, explica el jefe de la INT Energía, Mauricio Henriques.
Los aspectos ambientales
A fin de que las políticas públicas, tecnologías y sistemas de gestión y la calidad de estas piezas de cerámica y otras industrias con características similares, el proyecto también aborda el tema del medio ambiente. Además de buscar contener las emisiones atmosféricas, según el estudio de mecanismos para racionalizar el uso y la extracción de los modelos de arcilla para ampliar la oferta de biomasa renovable, evitar la deforestación y la degradación del suelo.
“Algunas de las soluciones encontradas, han reemplazado la madera extraída desde el monte nativo por briquetas de residuos de biomasa, compuesta por el bagazo de caña y el aserrín, o por el uso de la poda de los municipios de la zona y árboles frutales como el marañón”, dice el técnico Joaquim Augusto Rodrigues Pinto, coordinador del proyecto EELA.
La iniciativa se ha extendido entre los productores locales, con un modelo para la expansión del comercio de créditos de carbono resultantes de las medidas para optimizar el uso de la energía y los recursos naturales. El trabajo también incluye un estudio de indicadores sociales, teniendo en cuenta la relación entre el trabajo y la corrección de las distorsiones encontradas.