[Andes Resilientes en la región] Aprendizajes, desafíos y barreras sobre el rol de las microfinanzas en la adaptación al cambio climático en países andinos

Tres fueron los conversatorios virtuales organizados en septiembre por el proyecto Andes Resilientes al Cambio Climático, que tuvieron la participación de más de 300 espectadores de Bolivia, Ecuador, Perú, cuyo objetivo fue generar mayor conocimiento sobre el rol y la oportunidad para el sector de las microfinanzas en la lucha contra el cambio climático, en un momento donde las finanzas climáticas están bajo los reflectores del mundo. La región andina debe priorizar las medidas de adaptación, y el financiamiento internacional y nacional es clave para lograrlo.

Cuando hablamos de los esfuerzos contra los efectos del cambio climático, el alcance e implementación efectiva de medidas climáticas depende, en gran medida del acceso a financiamiento que tengan todos los actores relevantes a la acción climática, incluyendo, no sólo a gobiernos centrales, sino a gobiernos locales, al sector privado, organizaciones no gubernamentales y beneficiarios directos, entre ellos agricultores pequeños de las zonas andinas.

Por esta razón, la participación del sector de microfinanzas es crucial, para poner a disposición del público en general, ofertas de instrumentos financieros que promuevan acciones amigables con el ambiente, pero específicamente, que aporten en la lucha contra el cambio climático y el cumplimiento de los compromisos nacionales en la materia.

En este marco, se promovió la serie de tres conversatorios virtuales bajo el nombre “El Rol de las Microfinanzas en la adaptación al cambio climático en la Región Andina” en tres ediciones:

Conversatorio 1: Cambio climático y finanzas realizado el 1 de septiembre de 2021

En el primer conversatorio, y con la participación de autoridades de las direcciones climáticas de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, así como del representante de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), se discutió sobre las políticas marco así como de los avances sobre marcos regulatorios en cada país.

Entre los alcances dados por los expositores, el representante de CMNUCC remarcó que se tiene un compromiso de financiación climática total de 100 billones USD a nivel global, enmarcado en la CMNUCC. A pesar de esto aún no existen consensos como una definición en torno a qué puede ser considerado acción climática y qué no lo es. Esto dificulta la toma de decisiones respecto de hacia dónde dirigir los flujos financieros e impide determinar con exactitud la ambición de financiamiento climático a nivel global que satisfaga las necesidades reales de mitigación y adaptación. Adicionalmente, se mencionó que la mayor asignación de recursos de los diferentes fondos internacionales sigue dirigiéndose a las medidas de mitigación.

Un punto importante a resaltar es que los países de la región andina están en el camino de actualizar y fortalecer sus instrumentos de gestión. Aunque la mayoría está sobre la ruta, aún hay países que no han definido estrategias nacionales de financiamiento climático. En relación a ello, uno de los mayores vacíos identificados es de articulación intersectorial e internivel. Es notable que persisten desconexiones en la acción entre los niveles nacional y subnacional; y con el sector privado. Para lograr cerrar estas brechas se requiere que los diversos actores clave alcancen una mejor comprensión de los riesgos climáticos que pueden afectarles en sus escalas y espacios de trabajo. Asimismo, es preciso que desarrollen capacidades suficientes para llevar a cabo las transiciones que demandan la toma de acción climática.

Para que estos vacíos de conocimiento y capacidades sean atendidos, es preciso contar con información suficiente. Sin embargo, aún se carece de información detallada para la actividad agrícola, como son por ejemplo información meteorológica y estimaciones de los impactos de las variables climáticas en los sectores productivos, los perfiles de los distintos grupos de agricultura familiar campesina, sus necesidades financieras para lograr la resiliencia, entre otros.

A lo expuesto, se suman los desafíos de inclusión de las poblaciones vulnerables. La acción climática se enfrenta a la tradicional asimetría de las poblaciones rurales en acceso a servicios claves como son la asistencia técnica, información, financiamiento, entre otros. Para lograr una real adaptación, no bastará con que los servicios financieros que reciban se orienten a la sostenibilidad, sino que estos estén adaptados a la heterogeneidad, escala de trabajo y características productivas de los grupos más vulnerables, que enfrentan distintas presiones y amenazas en comparación con las áreas urbanas.

Conversatorio 2: Iniciativas de microfinanzas en América Latina en un marco de cambio climático, realizado el 15 de septiembre de 2021

En el segundo conversatorio, se presentaron iniciativas y estrategias regionales que impulsan el rol de las microfinanzas en Latinoamérica para la promoción de soluciones de cambio climático a micro escala. Los invitados fueron Yapu Solutions, emprendimiento social financiero con acciones en Ecuador que busca fortalecer la agricultura familiar campesina, la Fundación Microfinanzas BBVA que a la fecha atiende a más de 2,6 millones de pequeños emprendedores de América Latina, y la Iniciativa Global BIOFIN administrado por PNUD que moviliza fondos para implementar soluciones financieras con miras a la conservación de la biodiversidad.

Conversatorio 3: Barreras y oportunidades de las microfinanzas para la resiliencia climática, realizado el 30 de septiembre de 2021

En el tercer conversatorio, se contó con las experiencias de las microfinanzas privadas Fundación Profín de Bolivia, Cooperativa de Ahorro y Crédito (CACPECO) de Ecuador, Bancamía de Colombia, Fondesurco de Perú y adicionalmente, la experiencia del sector público desde la voz del proyecto de Desarrollo Territorial Sostenible de AgroRural.

A continuación, ponemos a disposición algunos puntos que resumen la participación de estos actores privados, público y de cooperación internacional en los dos últimos conversatorios:

  • El tiempo de experiencia de las microfinancieras en los ámbitos rurales de la región andina les ha llevado a desarrollar un knowhow propio, tanto cuantitativo como cualitativo que les facilita la adaptación a las nuevas y crecientes necesidades de resiliencia climática, competitividad y productividad.
  • A mediano plazo los clientes financieros mejor adaptados a las variables climáticas serán también quienes generen mayor rentabilidad e implique menos riesgo, lo que refrenda la importancia de invertir en adaptación. Por ello es también necesaria la educación financiera ligada al cambio climático, empleando los canales adecuados a cada realidad y actor clave.
  • Promover la demanda de productos financieros para la acción climática requiere conocer las necesidades individuales de cada actor, trasladar el conocimiento con lenguaje apropiado y generar capacidades tanto a clientes, como a financistas.
  • Un factor que aumenta las probabilidades de éxito para la adaptación y que contribuye al impacto positivo de los microfinanciamientos es el promover la asociatividad, articulación de redes, e integración de actores clave en cadenas de valor en los esquemas de trabajo de las microfinancieras.
  • La mayoría de cooperativas no tienen suficientes conocimientos, capacidad instalada o recursos para facilitar la integración de variables climáticas en sus líneas de trabajo o para invertir en soluciones tecnológicas.  Esto limita la toma de decisiones oportunas o el reporte de su aporte en el marco de las metas climáticas y de conservación de la biodiversidad.
  • El monto de recursos movilizados para atender la vulnerabilidad rural aún es poco significativo, con respecto a otros temas. Se estima, por ejemplo, que solo el 5-6% del portafolio de inversiones de las cajas de ahorro y crédito municipales van para agricultura, ganadería y pesca en Perú. Sin embargo, se percibe una tendencia de crecimiento exponencial en la última década.
  • Los instrumentos de política para promover el flujo de financiamientos climáticos en la escala local aún son insuficientes. Por ejemplo, no existen suficientes incentivos para productores ni consumidores finales de la producción agrícola y tampoco se está atendiendo la brecha de inversión pública para la conservación de biodiversidad y acción climática.

Desde Andes Resilientes seguiremos apoyando e incentivando una decidida colaboración entre organismos internacionales, gobiernos nacionales y subnacionales, sociedad civil, academia, pueblos originarios, sector financiero y otros sectores de la sociedad, para facilitar el diseño de mecanismos de financiación climática descentralizada, que promuevan la resiliencia y la adaptación liderada desde lo local, que empodere a los actores locales y ponga énfasis en los grupos sociales más vulnerables.

El proyecto regional Andes Resilientes al Cambio Climático impulsado por la Cooperación Suiza COSUDE y facilitado por el consorcio Helvetas Swiss Intercooperation-Fundación Avina en asocio con Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD) y alianza con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Andes Resilientes forma parte del Programa Global de Cambio Climático y Medio Ambiente de la Cooperación Suiza COSUDE. Su primera fase se ejecuta entre mayo 2020-abril 2024.

Enlaces de interés:
Factsheet Proyecto Regional Andes Resilientes al Cambio Climático
Video Proyecto Regional Andes Resilientes al Cambio Climático
Brochure Proyecto Regional Andes Resilientes al Cambio Climático – Ecuador
Brochure Proyecto Regional Andes Resilientes al Cambio Climático – Perú
Brochure Proyecto Regional Andes Resilientes al Cambio Climático – Bolivia

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Acerca de COSUDE

La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) es la entidad encargada de la cooperación internacional dentro del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE). Con otras oficinas de la Confederación, la COSUDE es responsable de la coordinación general de la cooperación para el desarrollo y de la cooperación con los Países del Este, así como de los programas de ayuda humanitaria suizos.