¿Estaría dispuesto a vivir un día sin agua? Sí, así como lo lee. Un día entero, desde que se levanta hasta que se acuesta, sin contacto alguno con este líquido elemento. Probablemente, poniendo a prueba su fuerza de voluntad, dirá que sí. Pero, ¿su respuesta sería la misma si esas 24 horas se convirtieran en un mes, un año o quizá en toda una vida?
Hasta hace algunos años, una situación como esta era poco probable e incluso muy lejana. Sin embargo, el acelerado crecimiento de la población mundial en las últimas décadas, sumado al desarrollo económico que depende de la extracción de recursos naturales, entre los que se encuentra precisamente el agua, han hecho posible que la falta de este recurso vital deje de ser una utopía y se convierta en una realidad.
No estamos a salvo
Y el Perú no tiene porque sentirse a salvo de este trágico escenario. Por el contario, en los últimos tiempos, nuestro país se ha convertido en la expresión viva de los efectos que puede traer el cambio climático y el mal empleo de este recurso. Según cifras del Ministerio del Ambiente, actualmente más del 70% de la población peruana vive a lo largo de la costa, donde paradójicamente se encuentra solo el 2% de los recursos hídricos de todo el país. A ello, habría que sumarle un reciente informe de la Defensoría del Pueblo en el que se señala que del total de conflictos sociales ocurridos durante el 2010, el 47% ha estado vinculado a temas socio-ambientales, de los cuales la gran mayoría guarda relación con el agua.
Conciencia ambiental
Los seres humanos usamos una gran cantidad de agua para beber, cocinar y lavar. Pero las industrias utilizan una cantidad mucho mayor en la producción de alimentos, papel, prendas de algodón y otros productos. Es por ello que cada vez más los empresarios reconocen que la disponibilidad de agua es un asunto fundamental para la sostenibilidad a largo plazo de sus negocios, las comunidades y el planeta. Así, las compañías comprometidas con una visión de desarrollo sostenible han empezado a incorporar, como parte fundamental de su estrategia de negocios, métodos y mecanismos para reducir y racionalizar la utilización de este recurso vital.
“El Gobierno español ha diseñado directrices para todas las Agencias de Cuenca, a fin de evaluar la huella hídrica. Estas evaluaciones de la huella del agua en España, ayudan -a las Agencias de Cuenca- a tener una mejor idea de la escasez de agua en España, así como a reflexionar sobre la importancia del agua y la seguridad alimentaria». Alberto Garrido, Professor of Agricultural Economics, Technical University of MadridPero, ¿cómo se logra esto? De una forma muy sencilla. Se trata de que las empresas conozcan y comprendan la huella que dejan sobre el uso del agua, es decir su “huella hídrica”. Este término técnico implica que los empresarios sepan cuánta agua utilizan, consumen y contaminan a lo largo de todo el ciclo de vida de sus productos. De esta manera, podrán saber con más facilidad donde se está desperdiciando el recurso y qué impacto se está causando en el medio ambiente. Por ejemplo, sabía usted que para producir un kilogramo de carne de res se consume y se contamina 16 mil litros de agua. La huella hídrica es eso, es el indicador de uso de agua que tiene en cuenta tanto el uso directo como indirecto por parte de un consumidor o productor.
El ejemplo colombiano
El conocimiento de la huella del agua ya viene siendo utilizado por algunas empresas en América Latina. En Colombia, por ejemplo, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) en alianza con un grupo de firmas comerciales, gobiernos locales y ciudadanos viene impulsando el desarrollo del proyecto piloto “SuizAgua Colombia”. Empresas como Nestlé, Clariant, Holcim y Syngenta, que cuentan con capital suizo, vienen participando de esta iniciativa con el propósito de medir su huella hídrica para cuantificar sus impactos; emprender medidas para reducirla, tanto en operaciones directas como en la cadena de suministro a los clientes; y realizar acciones de responsabilidad social y ambiental que tengan un impacto positivo y medible en las cuencas y comunidades de las cuales proviene el agua que utilizan para producir sus productos y servicios.
COSUDE ha considerando ampliar su experiencia Colombiana al Perú, y en el marco de su Programa Global Andino, orientará los esfuerzos hacia la gestión integrada del recurso y contar con diferentes instrumentos para lograr el uso sostenible de los recursos hídricos, bajo un enfoque de Gestión integrada de cuencas, a fin de asegurar su disponibilidad para el consumo humano, la producción agrícola y el desarrollo económico a largo plazo.
Cuestión de Estado
Sin embargo, conocer la huella hídrica de muchos de los bienes y servicios no debe ser cuestión exclusiva de las industrias y empresas. Racionalizar y cuidar el agua requiere de la participación de los gobiernos y estados, pues de por medio están la visiones y planes de desarrollo de las comunidades y los países. Por ejemplo, en el caso peruano, ¿sería recomendable que una empresa con alto consumo y contaminación de agua (huella hídrica) se instale en una provincia costeña con escasez del precioso líquido? La respuesta se cae de madura a luz de lo que ha leído arriba. Prevenir la escasez de un elemento tan vital como el agua requiere de acciones concretas y urgentes; Nuestros hijos y las generaciones del mañana nos lo agradecerán enormemente.
Para mayor información puede ponerse en contacto con Carla Toranzo,
Oficial Nacional de Programa, carla.toranzo@sdc.net,
Programa Global Andino de la Cooperación Suiza en Perú – COSUDE