En el mundo, los incendios forestales anualmente afectan aproximadamente 370 millones de hectáreas anuales (Giglio et al. 2010, FAO 2016, Bond y Keane 2017). Los incendios forestales son una amenaza presente y creciente. Los países del sur vienen siendo los más afectados en términos de gravedad e impactos y para los bosques andinos, se han convertido en una amenaza importante, sobre todo considerando su condición fragmentada y su distribución en relictos.
Por un lado, una proporción de ellos se debe a factores naturales que hacen parte de la evolución de los bosques. Sin embargo, estos han aumentado de manera exponencial debido a los efectos del cambio climático. La combinación de olas de calor prolongadas, sequías acumuladas y baja humedad unida a una vegetación muy seca está generando incendios mucho más rápidos (WWF, 2020).
En nuestros países andinos los incendios forestales son en su mayoría ocasionados por causas humanas. La quema de los bosques y praderas naturales está ligada a los cambios en el uso del suelo, presiones sobre el bosque para ampliar la frontera la ganadera y la agrícola, la extracción de madera para leña y carbón, las quemas para promover el rebrote de pastos y plantaciones forestales con especies exóticas. En los Andes, los fuertes vientos favorecen que las quemas se conviertan en incendios de grandes magnitudes. Una pequeña brasa puede generar incendios de gran magnitud. Debido a esta problemática, las quemas en bosques y praderas no es una práctica recomendable, ya que pone en alto riesgo la vida de los bosques, la salud e integridad de las comunidades locales y la biodiversidad, y pueden terminar en tragedias para todos los implicados.
En un contexto de incendios forestales y el cambio climático constituyen un círculo vicioso donde, a medida que aumenta el número de incendios también lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero, se incrementa la temperatura general del planeta y la sucesión de eventos climáticos extremos (WWF, 2020).
El uso de fuego no es algo nuevo, se dice que es una práctica casi ancestral. En el caso de la comunidad de Kiuñalla y Ccerabamba, se determinó que la principal causa de los incendios forestales es el “chajo”, es decir, la práctica que utilizan para ampliar sus áreas para cultivos agrícolas, para lo cual cortan la vegetación existente en el área: arbustos y árboles y luego queman cuando la vegetación cortada está seca, esto lo deben hacer de forma controlada, sin embargo, en algunos casos por la existencia de fuertes vientos o simplemente por el descuido del comunero el fuego se extiende más allá del área cortada y pueden quemarse áreas grandes de pastos naturales o bosques, generalmente en época de sequía (Huasasquiche, J. y Kómetter, R., 2018).
En el sitio Apurímac, se han recogido testimonios que refieren como es especialmente evidente el cambio de actitud de la población hacia sus propios recursos y la valoración que las comunidades en su conjunto dan a los bosques y ecosistemas naturales para el mantenimiento de los recursos hídricos. Cuando se consultó a las autoridades comunales sobre los impactos que han tenido las actividades del Programa, hicieron un énfasis especial en haber aprendido técnicas para la reforestación con plantas nativas y restauración (nucleación); así como haberse concientizado en la conservación y la prevención de incendios forestales. Esto último, gracias al trabajo articulado de CEDES Apurímac, socio local del Programa Bosques Andinos, con las comunidades campesinas y con los gobiernos locales.
Entre otros efectos negativos de los incendios en los bosques andinos se encuentran:
- La biomasa se convierte en dióxido de carbono y otros elementos contaminantes que viajan a la atmósfera, agravando el calentamiento global.
- Hay un daño irreparable en los ecosistemas forestales, los suelos pierden la mayor parte de su microfauna y pueden demorarse alrededor de 10 años en ser restaurados.
- La desertización del paisaje.
- La disminución de la disponibilidad del recurso hídrico.
- Crisis de salud pública debido a que las personas respiran niveles nocivos de contaminantes.
- Pérdidas económicas por la destrucción de propiedades.
Prevención
Desde el Programa Bosques Andinos, se ha trabajado uniendo esfuerzos con las comunidades, organizaciones e instituciones locales para generar protocolos de prevención y control de incendios de manera organizada a través de:
- Mecanismos de difusión y sensibilización dirigidos a las comunidades, escuelas y universidades.
- Programas de capacitación y organización de la comunidad y los gobiernos locales para generar control, prevención, reglamentación y protocolos para actuar en caso de un incendio.
- Generación de comités y brigadas de control de incendios en la comunidad con el equipamiento y protocolos adecuados.
Estas experiencias y acciones pueden ser escalables a otros países y comunidades de la región para una adecuada gestión participativa en la prevención y control de incendios forestales.
Los bosques son la principal herramienta que tenemos para combatir el cambio climático, motivo por el cual su disminución sostenida nos afecta a todos. ¡Protégelos!
Los grupos de la sociedad civil y no civil, como en el caso de la comunidad de Kiuñalla, en conjunto con los grupos de bomberos voluntarios, hombres y mujeres, de nuestros pueblos andinos se han organizado y hasta la fecha han respondido de manera articulada frente a los recientes incendios forestales. Para ello, un factor clave ha sido el fortalecimiento de capacidades, la difusión de información, así como la dotación de equipos y herramientas apropiadas es indispensable, para la mitigación y prevención efectiva, la seguridad y el cuidado de la salud
Recursos a consultar:
Video sobre la gestión de los incendios forestales
Video del webinar de Intercambio Experiencias sobre la prevención y manejo de incendios forestales
Enlaces de interés:
Factsheet Programa Bosques Andinos
Web Bosques Andinos